Emprendimiento

Si echamos un vistazo a la evolución histórica de las mujeres en su proceso de incorporación al mercado de trabajo, el primer inconveniente que encontramos, hasta que termina la Edad Media, es la ausencia de fuentes escritas, por lo que no es fácil rastrear sus actividades cotidianas ni tampoco sus pensamientos y posiciones personales en la toma de decisiones. Lo poco que sabemos es a través de los escritos masculinos, por eso debemos cuidarnos de dar por válida la imagen que los clérigos, y posteriormente los funcionarios públicos, dan sobre las mujeres.

La situación de segregación y discriminación de la mujer en el mercado laboral, que ya tuvo carta de naturaleza en las ordenanzas gremiales medievales, aun persiste en la actualidad pese a los importantes logros conseguidos - de forma dosificada - pero gracias a las constantes reivindicaciones que las mujeres, de manera individual u organizada, fueron manifestando, se trató de derribar uno a uno los obstáculos que les impedían conseguir sus objetivos bajo la creencia de que otra forma de organización social y laboral era factible.

El siglo XX, gracias a los cambios sociales ocurridos y a las constantes reivindicaciones, fundamentalmente a través de nuevas formas de asociacionismo rural y urbano, supuso para las mujeres en general, y para las gallegas en particular, la oportunidad de crecimiento personal en todos los ámbitos en los que, tradicionalmente, estaban excluidas o bien subrepresentadas o invisibilizadas; entre ellos, el ámbito laboral, y más concretamente los sectores laborales entendidos como tradicionalmente masculinos.

Avanzamos substancialmente a nivel de igualdad formal -disponemos de un marco legislativo que incide muy directamente sobre la discriminación directa y también en menor medida, indirecta- Se crean nuevas leyes, se revisan y modifican o se derogan las existentes que resultan discriminatorias.

Como por ejemplo:

  • Con la reforma del Código Civil de 1975 desaparece la discriminación a las mujeres casadas en lo que se refiere a su capacidad de obrar.
  • Con la promulgación de la Constitución Española en 1978 se abre definitivamente el camino hacia igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres , así como el reconocimiento del derecho al trabajo de todos los españoles y españolas; además, en su artículo 9.2, imponen a los poderes públicos el deber de promover las condiciones necesarias y remover los obstáculos existentes para que la igualdad sea real y efectiva entre la ciudadanía.

A partir de entonces, el marco legal creado para garantizar los derechos de las mujeres se convirtió en un de los mas importantes logos. Sin embargo, la igualdad formal o legal no garantiza la igualdad real o efectiva (superación de valores y actitudes discriminatorias que alcanza la sociedad en general) y por lo tanto, podemos decir que las mujeres están lejos de conseguir la igualdad plena en el ámbito del empleo.

Si bien en los últimos años el crecimiento de la población activa femenina (población que está trabajando o que busca empleo) casi triplicó a la masculina, los datos estadísticos evidencian que:

El aumento del número de mujeres ocupadas en España entre los años 2002-2009 fue de un 28,3% y el de los hombres de un 0,1%
El número de mujeres en el paro aumentó en este período en un 56,2 % y el de hombres un 145,7%.
Mientras que la población inactiva femenina disminuyó (7,4%) la masculina aumentó (7,6%).
En los últimos años en España se percibe un incremento de la participación de las mujeres en todos los ámbitos profesionales, consiguiendo mayores cuotas de participación entre el conjunto de la población trabajadora. Para los mismos niveles de formación, la tasa de ocupación es superior en hombres, pero las diferencias se reducen cuando se consigue el nivel de educación superior. En el nivel correspondiente al doctorado, la tasa de empleo de las mujeres es superior a la de los hombres; sin embargo las mujeres, hoy, siguen ocupando mayoritariamente los trabajos a tiempo parcial y aquellos dedicados al cuidado de personas dependientes. Disminuye la tasa de empleo femenino en función del numero de hijas e hijos (no así entre los hombres), y si tenemos en cuenta la situación profesional durante la vida laboral de las mujeres que trabajan por cuenta ajena y cuenta propia sólo un 17% supera los 35 años , cuando la media entre los hombres es del 49%.

La gran asignatura pendiente está en la promoción de las mujeres a cargos directivos. Los datos extraídos de la encuesta realizada por la empresa CVExplorer.com revelan que la representación de las mujeres en posiciones de primer nivel ejecutivo aun no consigue las expectativas de la paridad e igualdad en el mundo laboral. En el 64% de las empresas españolas la representación de cargos femeninos está por debajo del 20%.

La posibilidad de conciliar la vida laboral y familiar para las mujeres ejecutivas y directivas supone aún hoy un grave obstáculo para la promoción de un número mayor de trabajadoras. Hasta un 65% de las profesionales que contestaron a la encuesta de CVExplorer.com creen que sí es posible, pero que resulta muy complicado e implica grandes sacrificios.

El 85% de las personas profesionales consideran que las mujeres se encuentran con mayores dificultades para conseguir puestos de dirección dado el alto grado de discriminación  con el que se encuentran en estos niveles, si bien hasta un 74% de las personas ejecutivas y directivas, de todos los sectores, creen que hoy en día las mujeres están mejor consideradas que hace tan sólo cinco años.

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